martes, 8 de diciembre de 2015

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viernes, 10 de abril de 2015

Capítulo 2

 Era Mayo, ya se empezaban a sentir los primeros rayos de sol en Villanueva, era un pueblo pequeño, aunque a la vez, lo suficientemente grande como para abastecer a su población con sus pequeñas tiendas de los propios vecinos que ahí  residían.
Carlota todavía era una niña, iba a tercero de secundaria, y debido al duro año en el que tenía, el deber de acompañar a su madre Paola al hospital, a darse los angustiosos tratamientos y a su tremenda preocupación constante, se veía incapaz de poder sacar las buenas notas que siempre había sacado, por lo que sabía con  certeza que tendría que repetir ese curso.
Carlota era una niña alegre, divertida, siempre con una mueca de sonrisa, que se le escapaba como una flor al  llegar la primavera, que no puede evitar florecer.
Sabía que no podía dar disgusto alguno en casa, pues ya con la situación en la que se encontraba Paola, todos estaban como si alguna energía negativa les absorbiera y les quitara la vida, por esta razón Carlota era una niña muy responsable, preocupada constantemente por la gente cercana que le rodeaba y sin ningún otro pensamiento que fuera mas allá deayudar a su familia en esos momentos.

Paola, debido a su avanzada edad y teniendo en cuenta que hace unos años los pensamientos no eran los mismos que los actuales, solo había aprendido que la mujer debe ser ''solamente mujer'' y dedicarse a las labores de casa, lo que conllevaba levantarse día tras día a las cinco de la mañana para planchar, limpiar cocinar,hacer el ''merecido'' almuerzo a su apuesto marido,  cuidar de los niños,que en ningún momento les faltara de nada...
Su vida era una rutina, tras llevar al cole a los niños tenía que ir corriendo a casa para tener todo preparado a su vuelta, y después llevarlos a las actividades extra-escolares que organizaba el centro de estudio para fomentar las relaciones entre los alumnos.
Todo debía estar perfecto para cuando llegara el hombre de la casa, que tras echar 8 horas de trabajo, se ponía el pijama,  encendía la televisión e iba directo a tumbarse en el salón.
Al fin y al cabo, no merecía menos, pues era el machito,el que llevaba el pan a casa ¿No?
-¿Pero cuantas horas echamos las madres y sin remuneración alguna?
-Decía Paola entre enfados silenciosos.
Cuando los niños llegaban del cole a casa dejaban todo patas arriba como si de un huracan se tratase, y con el ceño fruncido le decía a Carlota:
-Espero que nunca seas una mujer florero como yo, jamás dependas de nadie, se una mujer de verdad y valorate a ti misma siempre.
-Carlota no entendía nada de lo que su madre le quería decir con eso, y como la veía muy cabreada pensaba que era algo malo y se iba a su cuarto enfadada sin entender que había hecho.
-Recuerdo que cuando mamá se veía enfadada siempre se ponía cerca de mi cuarto y cantaba.
                           
                             <<Zapatillas de cuadros preparadas,
                               todo limpio y muy bien hecha la cama.
                               De mayor quiero ser tu florero,
                               sentadita en casita yo te espero,
                               te hablaré sin parar de mi día casero,
                               no me miras...no me escuchas...
                               ¡Ayy! ¡Cuanto te quiero!>>

De tantas veces que la había cantado yo ya la sabía con cada pausa, cada coma, cada punto...No sabía que quería decir esa canción pero ya era costumbre que cada vez que comenzaba a cantar, yo salía del cuarto y la cantábamos al unísono a la vez que mi madre sonreía y el enfado le iba disminuyendo.
-Cuando Paola llegaba a la cama estaba agotada, claro que entonces debía cumplir como esposa obediente.
Ella amaba a su marido, él era el único con el que había compartido todo siempre, nunca había tenido relación con otro hombre mas allá de un frío saludo, pero en la cama ya era todo mecánico como en un servicio militar, todos los movimientos eran por pura inercia y estaba tan acostumbrada que ya le salían solos como si de una coreografía se tratase.
Paola y Juan siempre habían sido unos locos enamorados, todo lo habían descubierto juntos, la primera cita, el primer beso, el primer orgasmo...
Eran tal para cual, se querían a su manera, no conocían otra forma de amar,¿o sí?

miércoles, 1 de abril de 2015

Capítulo 1

Era una mañana fría, grisácea y lluviosa en el cementerio de ''Las tres rosas'',  se encontraba la familia Pérez mientras daban el ultimo adiós a una madre que había dado todo por sus hijos.
Carlota, desconsolada, no podía dejar de llorar, y entre lagrimas se acercó a ella, juntó sus temblorosos labios con la fría piel de su madre fallecida, a la vez que sentía como un escalofrío
recorría todo su cuerpo, cerró los ojos, se acercó a su oído y con la voz temblorosa dijo -Mamá te amo- dando paso al fin de un triste día.
Este había sido el fin de la enfermedad de su madre, que tras un tiempo de lucha, finalmente consiguió vencerla, y ahora tocaba volver a la cruda realidad, enfrentarse a la vida sola junto a sus tres hermanos, y sin un padre que los protegiera.

Tras la vuelta a casa después del funeral, Carlota decidió subir a su cuarto, el que se encontraba en la parte superior de la casa, donde las golondrinas alrededor del ventanal se posaban y con su canto la hacían despertar mañana tras mañana.
Dejó sus gafas empañadas por las lagrimas sobre la mesilla de la lamparita, y se tumbó en la cama sin apenas pensarlo ni un segundo.
Esto no era algo inusual en ella, siempre que se encontraba en una situación que parecía superar todas sus posibilidades, entraba en su cuarto, cerraba la puerta poniendo una silla para que nadie pudiera entrar y se tumbaba en su cama dejando pasar horas y  horas hasta que se volvía a ver capaz de afrontar la vida con fuerza y con la madurez poco normal en una niña de 15 años
que tuvo que adquirir por los palos a los que se vio sometida en su corta pero difícil vida.

-Notó como la abrazaban
-Carlota, ¿Qué vamos a hacer ahora?
-No lo se Alex
-Le dijo a su hermano
-Tendremos que trabajar
-Pero...Carlota, tu tan solo tienes 15 años, ¡No puedes trabajar! Venga, vamos abajo, estando todos juntos será mas llevadero
-Alex, déjame, solo quiero dormir
-Carlota, llevas 3 días en tu cuarto, sin ducharte, sin levantarte de la cama, a penas comes...ya va siendo hora de que vuelvas  a la vida real ¿No crees? Estar así no va a hacer que mamá vuelva
-Carlota empezó a llorar desconsoladamente, no podía creer lo que su hermano le había dicho, pero en el fondo sabía que tenía toda la razón.
-Valentina ha llamado, dice que quiere verte y ayudarte a pasar este bache.
-No, no quiero ver a nadie.
-Es Valentina Carlota
-Bueno...Pues tienes que comer algo, Juan está enfadado, Mateo ni si quiera habla y tu...tu tan solo duermes, no creo que a mamá le gustara ver este desorden entre nosotros.
Así que por favor, baja y yo te haré algo para cenar.
-Carlota arqueó una ceja, lo miró por primera vez a los ojos después de tres días y sintió la tristeza invadiendo a su hermano. Ella sabía que él era especial, que tenía un gran secreto que escondía por miedo al rechazo, y que tarde o temprano tendría que ayudarle a enfrentarse a la vida.
-Carlota sonrió y dijo.
-¿Alex, se puede saber como me vas a hacer de cenar si no has cogido una sarten en tu vida?
-Los dos comenzaron a reír sin poder parar y se abrazaron sintiendo el amor que tenían el uno por el otro como hermanos que eran.
Entonces Mateo, el hermano mediano de los tres chicos, dijo.
-¡Alex!,¡Carlota! ¡Como suba yo os voy a bajar como un saco de patatas a las espaldas!
-Estos se escondieron en el armario como dos niños pequeños jugando al escondite mientras aguantaban la respiración para no reírse mas y dijeron.
-Si, Mateo sube, sube...
-Subieron Mateo y Juan, el mayor.
-Venga idiotas, salir ya y dejaros las tonterías.
-Juan, métete en el papel, juega y pon de tu parte, que Carlota solo es una niña que lo está pasando muy mal.
-Le dijo Mateo a Juan al oído.
-Venga, va, Carlota, te he visto debajo de la cama.
-Juan, si ni si quiera te has movido, ¿Cómo la vas a ver?
-Mateo, Mateo, en tu cara me tiro un peo'.
-Dijo Alex haciendo que Carlota no pudiera aguantar mas y se tronchara a carcajadas.
Entonces los encontraron y bajaron al salón grande a cenar todos juntos después de unos días sin ni si quiera poder verse.
Pasaron toda la noche riendo sin parar y contándose sus cosas, aunque Juan solo los miraba y asentía, él quería dar una apariencia
de tipo duro, pero en realidad todos sabían que se moría de ganas de reír y abrazarlos. Los tres mas pequeños, cuchicheando se
dijeron.
-A la de tres, nos tiramos encima y lo abrazamos.
-Venga.
-Vale, pues una, dos y...TRES!